Abraham García

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October 3, 2018

Abraham García es uno de los cocineros más respetados, reputados y catapultados a la fama de cuantos artistas de los fogones pueblan las cocinas de España y, más especialmente, las de Madrid. Su curiosidad permanente por descubrir nuevos secretos a los alimentos y su espíritu crítico y autocrítico le han convertido en un "rara avis" del panorama gastronómico hispano, con la que experiementa antes de meterla en la cazuela.

El mismo se define como "un centauro venido a menos", a quien la pasión por el cine, los toros o los caballos le ha empujado a cambiar, en ocasiones, la espumadera por el bolígrafo. Pero más que por sus artículos y retransmisiones de carreras, por lo que realmente es conocido es por Viridiana, "sacta sanctorum" de la buena cocina y del mejor comer. Una cocina que puede entusiasmar tanto al gastrónomo más sofisticado como al más prosaico de los comilones.

A los trece años recaló en Madrid y se puso a trabajar en esto de los fogones, más porque había que hacer algo que por verdadera vocación. "Me empezó a gustar y ahora tengo síndrome de Estocolmo. No puedo estar sin cocinar ni un solo día. Ni siquiera en vacaciones", confiesa.

Empezó en la "Taberna de Jacobo", donde iba a comer Luis Buñuel con el doctor Barrios. Abraham le recuerda como un hombre apasionante y asequible. Tal vez por ello, el nombre de Viridiana le persigue allá donde instala siempre sus bártulos de cocina. Escenas de Viridiana y de cuantas películas dirigió el genial aragonés cubren las paredes de este local, tan icónico como sugerente.

Como si de una chistera se tratara, Abraham saca de ese sombrero sempiterno bajo el que aguanta su humanidad no sólo conejos y palomas mágicas que él convierte en platos suculentos. Su imaginación desbordante, su gran cultura y su vocación de prestidigitador surrealista son las bases de las que nace esa cocina que sorprende tanto como epata, pero nunca dejan tranquilo al personal.

Abraham García no es hombre fácil ni contemporizador al uso de lo que se estila en estos tiempos. Sus opiniones, observaciones y decantaciones -las de la toma de partido más que las del decantador que usa para sacarle los malos aires a la inacabable y casi milagrosa carta de su bodega- llevan ingredientes acordes con su imaginativa forma de abordar el rancho cotidiano. Lo mismo te saca a colación sus andanzas gastronómicas del pueblo – "los días de matanza eran una auténtica bacanal, una gran fiesta, el sabor de las natillas de huevos de perdiz y leche de cabra"– como te escribe unos artículos que para sí quisieran los más finos estilistas de la cercana Academia de la Lengua.

Toda, o parte, de su sabiduría culinaria, la metió en el libro "100 recetas para quitarse el sombrero", con prólogo de Fernando Savater. Se trata esencialmente de los textos publicados en "La Revista del Mundo", en versión ligeramente ampliada y con algunas nuevas fotografías, siempre, de Ángel Becerril. 

Abraham García nos enseña a preparar, paso a paso, 100 sabrosísimas recetas salpicadas de sabios y entretenidos consejos. Toda una increíble y original variedad de ensaladas, como la de cítricos y bacalao ahumado; sopas; setas: gratinado de foie sobre "lepiotas"; pescados: rape de roca al ajoverde de pistachos; arroces; platos exóticos, como el bonito con queso de soja al cilantro; carnes: estofado de cordero merino con verduras del nuevo mundo, y postres como el flan de té verde con salsa de mango y lichis. Abraham García aúna inteligencia gastronómica, fantasía, originalidad, y no olvida algunos toques de buen humor en sus comentarios personales acerca de los utensilios ó de las experiencias vividas con los ingredientes. Las sofisticadas fotografías que acompañan cada plato dan fe del arte innovador de Abraham García, que combina ingredientes variopintos para realizar auténticas obras de arte culinario.

Como no podía ser menos, Abraham García innova de forma absoluta en un género editorial muy trillado y convencional al utilizar el pretexto de las recetas -que son, por otra parte, eminentemente realizables por el buen aficionado y bien explicadas- para introducir todos los elementos de su humor zumbón, de su gusto por los juegos de palabras, de sus aficiones literarias y cinematográficas para completar una genuina obra de creación literaria divertidísima e iconoclasta.

Para Abraham García, la cocina es, por encima de todo, pasión y punto. "Lo importante es comprar bien y dedicarle, como a la novia, tiempo y cariño".

Por Luís S. Bardón