El gusto por las influencias
Allá por el 1973, Harold Bloom publicaba un ensayo llamado "La angustia de las influencias". En él desarrollaba una teoría acerca de la eterna huida hacia adelante de los artistas que necesitan escapar constantemente de quienes los precedieron, aquellos cuyo ascendiente es tan fuerte que obligan al creador a abrir un camino siempre nuevo para no verse arrastrado por la estela del gigante y convertido en su epígono.
Lo que Bloom no sospechaba hace treinta y cinco años era que un día el mundo se haría tan pequeño como es hoy, y que en este planeta reducido al tamaño del pasaje de un avión, el hecho de aprender a interpretar esas influencias ajenas dentro de un contexto local adquiriría por sí mismo la consideración de arte.
Desde luego la cocina que Mónica Patiño desarrolla en restaurantes como La Taberna del León, MP Café + Bistro o Naos, en México D.F. no es asimilable a la que Wordsworth podía sentir respecto a Shakespeare, pero la analogía sirve para explicar por qué una cocinera que después de profundizar en su cocina local viaja a lugares tan distantes como L'Ecole de Cuisine de la Varenne, de París, o The Royal Thai School of Culinary Arts, en Tailandia, lejos de entender su oficio creativo como una huida respecto a quienes la han precedido, o a quienes viven a varias civilizaciones de distancia, busca y asimila tales influencias como método para crear un mundo culinario propio profundamente arraigado, por otro lado, en el propio México.
Mónica Patiño abrió su primer restaurante en 1978, después de haberse formado realizando prácticas y estudios tanto en el propio Estado de México como después en París. Aquel primer negocio, La Taberna del León, en la localidad de Valle de Bravo, llevaría el mismo nombre que el que 15 años después, ya consolidada y tras una fructífera experiencia como cocinera, empresaria y docente, abriría en la propia ciudad de México D.F.
Bolívar 12, el siguiente entre los restaurantes que inauguró, serviría para establecer un nexo creativo entre las cocinas del propio México y de la vecina Cuba. Un paso más en su absorción de saberes del mundo que prolongaría sus espacios de encuentro con el público en 2000, con la apertura en esta ocasión del MP Café + Bistro. Este local, ambientado en un estilo oriental contemporáneo, constituye su primer punto de encuentro explícito y definitivo con la cocina internacional. Platos de todas las cocinas del mundo tienen cabida en su carta, donde se entrelazan y conviven con otros que son fruto de su propia capacidad creativa y del variado repertorio de materias primas nacionales e internacionales con las que trabaja.
Ese será el punto de inflexión que le descubra su necesidad de profundizar todavía más en las cocinas de Oriente, al hilo de la corriente orientalizante que para entonces recorre los restaurantes de todo el mundo. Por ello decide trasladarse a Tailandia para imbuirse allí de su conocimiento y perfeccionar su dominio de las milenarias técnicas de uno de los gigantes culinarios de Asia.
2004 será el año en el que inaugure su proyecto más reciente, Naos, un restaurante dedicado a realizar una cocina personal, contemporánea, que recoge toda la experiencia y conocimientos acumulados y los expresa de forma singular en un espacio diseñado, como la carta y como cada uno de los detalles del local, por ella misma.
Mónica Patiño ha construido su experiencia como cocinera y empresaria de la restauración paso a paso, y ello le ha servido, entre otras cosas, para traspasar el ámbito de la cocina y convertirse en una referencia imprescindible de la cocina de su país en el mundo. En 2004 su libro, "Sabores en la cocina de Mónica Patiño", recibió el Gourmand World Cookbook Award como mejor libro de cocina de autor femenino en el mundo y hace ya varios años dirige y presenta sus propios programas de cocina en la televisión.
Por Miguel Ángel Rincón