Ronny Emborg

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October 3, 2018

Ronny Emborg

 En marzo de 2015, el aclamado restaurante Atera, ubicado en el barrio neoyorquino de TriBeCa, cambiaba de rumbo. Mathew Lightner, su cocinero desde 2012, autor de una cocina deslumbrante por su técnica, apegada al producto, estética, delicada y tocada por el ángel de la fantasía, iniciaba una nueva etapa personal y profesional y se hacía a un lado dejando su lugar a otro profesional.

Las bases del proyecto estaban asentadas. Atera era y ha seguido siendo un pequeño establecimiento donde los comensales se sientan en una barra en la que el espectáculo de la cocina se desarrolla ante sus ojos a medida que transcurre el pase.  Pero por lo que respecta a la cocina todo ha cambiado.

En un acertado entendimiento de lo que la situación exigía, los propietarios del restaurante renunciaron a mantener la cocina de Lightner sin él, y prefirieron encontrar un cocinero con una idea de su trabajo tan potente como la que quedaba atrás. Alguien cuya personalidad fuese capaz de servir de base a una nueva etapa igualmente brillante. Sin nostalgias. Con coherencia.

Y ese cocinero es Ronny Emborg, quien llegó a Manhattan para ocupar un espacio propio en uno de los templos de la cocina estadounidense contemporánea. Emborg es danés. Su carrera comenzó en el año 2000, en un establecimiento de su país, el Molskroen Hotel & Restaurant, donde en apenas dos años se hizo con el título de “The Culinary Star of Europe”. Tras aquello, inició una nueva etapa como cocinero de la reina de Dinamarca y poco después fue fichado por el restaurante Marchal, en el Hotel d’Anglaterre.

Emborg ha desarrollado una teoría de la cocina personal, la que denomina Cocina de los Sentidos, que apela a la vista, el olfato, el tacto y el gusto en cada uno de los platos que crea. La ligereza y la estética son partes fundamentales de su planteamiento, pero hay muchas cosas más en los menús que diseña. Una auténtica pasión por el producto fresco y natural y una capacidad asombrosa para combinar la sabiduría ancestral de la cocina nórdica –es un maestro en los fermentados- con las más avanzadas técnicas culinarias. No en vano, elBulli y Mugaritz fueron dos de las etapas fundamentales de su proceso de formación como cocinero.

Ronny Emborg participó desde Marchal y desde otros establecimientos de su país como AOC o Geranium en el despegue de la cocina danesa contemporánea. Ahora, la fascinación estética y naturalista de su propuesta culinaria cuenta con un espacio propio en el centro del mundo. Y la ciudad de los rascacielos le ha recibido con los brazos abiertos.

Atera sigue siendo Atera, pero ahora es, sobre todo, el escenario de la cocina de los sentidos de Ronny Emborg. Acomódense en la barra: el espectáculo acaba de comenzar.

Por Miguel Ángel Rincón