Eneko Atxa

 

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octubre 3, 2018
Eneko Atxa, emplatando el entorno y la felicidad   Eneko Atxa se siente un privilegiado por vivir en un enclave cercano al mar, cercano a la montaña, cercano al campo, lo que le permite contar con grandes materias primas a mano. Para obtenerlas cuenta con la confianza de los productores locales, que proporcionan los productos que luego el chef emplata para goce y disfrute del comensal: Un emplatado que tiene un objetivo, entre otros: hacer feliz a la gente. El entorno y la felicidad se dan la mano en la cocina de Eneko. Cada temporada, Atxa se vuelve loco por todo lo que la naturaleza le puede llegar a ofrecer, por esos productos que surgen de la tierra o que nadan en el mar: La temporalidad y el clima marcan el día a día del Azurmendi. En Vizcaya la mesa, el comer, es algo que va mucho más allá del mero hecho de disfrutar de la gastronomía y recetas tradicionales; adquiere la categoría de acontecimiento. La gente busca ser feliz alrededor de una buena mesa y Eneko Atxa persigue trasladar esa sensación a su restaurante mediante su cocina de sabor, textura y estética, dotada de la máxima creatividad e innovación, aunque atenta siempre a transmitir la tradición, la esencia de su tierra, de la cocina de casa: los guisos y sus raíces. Esa cocina de casa es la que Eneko conoció durante su infancia y juventud, un espacio repleto de sabores y aromas que el cocinero atesora entre sus mejores recuerdos. En ella ejercían de cocineras su madre y su abuela. Después, en la escuela de hostelería, se enganchó del todo a la pasión por cocinar. La cocina que aprendió allí le ofreció todo un mundo por descubrir y se convirtió en su compañera. Una compañera con la que ha ido evolucionando, creciendo. El crecimiento constante de la cocina de Eneko Atxa ha sido posible gracias a escuchar y entender al cliente, a la búsqueda constante de su felicidad, porque cree el cocinero que esa debe ser su función: hacer feliz a la gente emplatando su entorno. Por Oraitz Garcia Recondo