La Residencia Heinz Winkler se llamó hasta 1988 Hotel Post. Un año después, el gran jefe de cocina Heinz Winkler la iba a convertir en algo muy distinto. Heinz respetó algunos rasgos medievales del edificio, lo renovó funcionalmente hasta sus cimientos y presentó en un enclave maravilloso del turismo de la Baviera alemana una residencia moderna, con los mejores sabores conservados de lo tradicional. Hoy La Residencia dispone de 32 habitaciones y suites, algunas con balcones, terrazas y jardines. El restaurante veneciano hace las funciones de ofrecer las más exquisitas experiencias culinarias y, para otras ocasiones, se dispone también del Garden Salon y el Salón Mozart, con su techo abovedado y una terraza, única y maravillosa, frente a la imponente belleza de los Alpes.
Es un destino nuevo y sorprendente para los amantes de lo exclusivo y lo perfecto en materia de cocina. La bodega dispone de 25.000 botellas, donde puede elegirse entre vinos insólitos o vinos consagrados por la fama o el gusto internacional, desde un Latour a un Lafite, pasando por todas las añadas, hasta remontar el tiempo: hasta algunos botellas del año 1874.
Residenz Heinz Winkler está en Aschau im Chiengan y allí pueden degustarse los platos de una de las mejores cocinas de la alta Baviera alemana, especializada en caza y, como se ha dicho, con una bodega excepcional. Una muestra más cercana de la cocina de Heinz es el Restaurante Lido del Hotel Las Dunas, en la carretera de Cádiz. Aunque éste no goce de las tres estrellas de la guía Michelín que tienen otros restaurantes de Heinz Winkler, aquí su cocina está magníficamente resuelta por Peter Knol, consiguiéndose una cascada de sabores y color, siempre en un esmeradísimo servicio y presentación.
La cocina de Heinz Winkler, de verdadera alta escuela, es siempre vivaz y repleta de jugosísimos contrastes. La ensalada de bogavante, por ejemplo, en El Lido, supone un virtuosismo en texturas y aromas, en tanto que el lenguado con espárragos verdes posibilita la degustación de nuevas sensaciones de resueltos contrastes.
Residenz Heinz Winkler está a 45 minutos de Munich, a 35 de Salzburgo, a 10 minutos del lago Chiemsee, a dos horas y media de Viena y otro tanto de Verona. La región sur de Baviera es un paraíso para las vacaciones: se puede navegar en el lago Chiemsee, el mayor de la región, esquiar en pistas olímpicas o en la montaña de Kampenwand, jugar al golf o al tenis en cualquiera de los alrededores, asistir a los festivales de Salzburgo y Munich. En realidad, es un paisaje encantado. No en vano se encuentra al lado el castillo de Luis II de Baviera, el llamado "Rey Loco", que levantó en esta región alemana "sus fantasías de piedra, para transformar la vulgaridad de lo cotidiano". En el lago Chiemsee hay dos islas, una grande y otra pequeña, llamadas respectivamente Herreninsel (isla de los señores) y Franeninsel (isla de las damas). En la mayor, que el rey se había reservado para sí, hizo construir una réplica del palacio de Versalles, con fuentes y jardines, arropado por bosques que cubren toda la isla. A este lugar del sur de Baviera se puede ir en Lufthansa, que vuela desde Madrid y Barcelona o también por Iberia, en una u otra hasta Munich. Desde Munich se puede hacer la ruta de los castillos bávaros por carretera, por tren o en bicicleta.
En Residenz Heinz Winkler, además de los magníficas habitaciones, los restaurantes -siempre personalmente visitados por la afabilidad humanitaria de su dueño- y el entorno, cabe una atención al cuerpo en programas de salud supervisados por profesionales. Frases como "El cuerpo guarda la llave de la salud y la belleza" o "Nuestra apariencia exterior es un reflejo de el placer con que cuidamos nuestro cuerpo y muestra hacia afuera cómo nos sentimos con nosotros mismos", expresan bellamente la filosofía que inspira estos programas de salud.
Heinz Winkler manifiesta, así, un intento de considerar a sus clientes desde todos los aspectos de la vida diaria: el disfrute de la comida y la bebida, el solaz del descanso, el deporte variado, el viaje por los entornos maravillosos de su región.
Por R. Falorio