Jeremy Chan

csoriano
diciembre 17, 2019

Un viaje inspirador y creativo

Ikoyi irrumpe en la escena londinense en 2017 y desde ese momento Jeremy Chan e Iré Hassan-Odukale no han dejado de aparecer en medios como una revelación. Amados y a veces odiados, incomprendidos pero siempre impactantes, pertenecen a esa categoría de restaurantes que no te dejan indiferente en ningún caso. Ikoyi no es un restaurante africano aunque use la cocina del oeste de Africa como inspiración a nivel de ingredientes y contexto. Aunque se haya contado en medios como restaurante nigeriano. Es sin duda una rara avis en lo gastronómico porque también lo son los cocineros que están detrás del proyecto. Chan y su socio Hassan-Odukale, ambos en su treintena, ambos educados en diferentes universidades, no tenían intención de dedicarse a esto de la cocina. El primero, hijo de un abogado chino y una profesora de ballet canadiense ha pasado su infancia tanto en Inglaterra, donde nació, como en Hong Kong o Estados Unidos. El segundo, nacido en Lagos (Nigeria) y mudado al oeste de Inglaterra en secundaria, donde conoció a Chan, iba tras los pasos de su padre en el sector seguros. Ambos comparten además haber comenzado sus vidas profesionales en otros ámbitos, Chan que abandona una incipiente carrera en finanzas acaba trabajando en Noma, Hibiscus o Dinner de Heston Blumenthal. Ikoyi nace cuando Hassan-Odukale le pide a Chan ayuda para abrir un restaurante contemporáneo nigeriano. Ante la incapacidad de conectar con una cocina que a Chan no le tocaba, hacen un inspirador viaje a Lagos, donde algunos ingredientes, el propio contexto y la intención, se afirman en su propuesta para dar a luz a Ikoyi. Aun así, y a pesar de no ser un restaurante nigeriano, la etiqueta ha sido difícil de extirpar. Precisión, calidad y creatividad a raudales visible en los platos que salen de la cabeza de Jeremy Chan. Algunos, nacidos de su propia obsesión, como la que tiene con el pollo y otros ingredientes y tradiciones africanas. Su primera estrella Michelin apenas un año después de abrir, su plato de apertura “plantain, smoked scotch Bonnet and raspberry “ casi un icono de su cocina, que ha viajado de Instagram en Instagram de críticos a comensales de todo el mundo y su menú degustación -a ciegas- (no se anuncian sus contenidos en ningún sitio antes de ir) lo han convertido en tiempo vertiginoso en una de las grandes promesas de su generación y en el restaurante más excitante y diferente de la escena londinense actual. Patricia Mateo