Josep Roca

WMvocento_admin
octubre 3, 2018

Inteligencia y sensibilidad

Se cumplen ahora algo más de treinta años desde que esa figura imprescindible en el mundo del vino, los licores y aguardientes, cafés e infusiones, el sumiller, diera sus primeros pasos en España. Fernando Gurucharri, presidente de la Unión Española de Catadores comenta que fue nuestro recordado Cristino Alvarez quien dijo: “En 1980 supimos qué era un sumiller: la persona encargada del servicio de los vinos en el restaurante". Afortunadamente, desde entonces, el aspecto ha cambiado susceptiblemente. Josep Roca, Pitu Roca para los amigos, dicen que soñó con ser portero del Barça, pero siempre le sedujo el universo del vino. El segundo de los hermanos del restaurante El Celler de Can Roca es una referencia inexcusable cuando se habla de vino, de innovación en el mundo de los espirituosos y, definitivamente, toda un autoridad consultada por bodegueros, colegas y aficionados. En alguna ocasión ha dicho que “el vino es un modo de embotellar paisajes y formas de vida. Y es una oportunidad para comprender el diálogo entre el hombre y la naturaleza: tú intervienes pero ella manda y te coloca en tu lugar”. Premio Nacional de Gastronomía al Mejor Maître de Sala (2004), Premio Nacional de Gastronomía al Mejor Sumiller (2010), Premio de la Academia Internacional de Gastronomía al Mejor Sumiller (2005 y 2011). Escribió ‘Tras las viñas’, un libro mano a mano con la psicóloga Imma Puig, rastreando de un confín a otro del planeta el ser humano que se esconde detrás de los más excelsos vinos jamás habidos. Resulta imposible en unas pocas líneas resumir el bagaje de este demiurgo. Reclamado permanentemente en distintos ámbitos, son seis los sumilleres que trabajan con él en el Celler para ordenar las más de 70.000 botellas, algunas de ellas únicas en el mundo. En las estanterías se amontonan etiquetas difíciles de ver, añadas imposibles de encontrar. He tenido la fortuna de estar catando con Pitu en algunas ocasiones en Zaragoza, en Barcelona y en otros escenarios, y ante sus expresiones he quedado subyugado, literalmente. Recuerdo con especial admiración una de vinos alsacianos, insuperable. Juan Barbacil