Marcos Fernández se licenció en económicas por la Universidad de Londres y reside en la capital británica desde hace una par de décadas. Trabajó en el mundo de las artes y la moda hasta que un día orientó su carrera hacia la gastronomía. Dentro del mundo culinario, fue un perfecto desconocido en España hasta hace cuatro o cinco años. Hoy es uno de los grandes referentes para la expansión de nuestra cocina en el extranjero como creador de un modelo que triunfa en Gran Bretaña: Los restaurantes del Grupo Iberica, cuatro en Londres y uno en Manchester, por el momento.
El secreto de su éxito reside en un conjunto de factores diversos y bien integrados. Veamos cuáles:
Una ambientación excepcional que conjuga tópicos tabernarios españoles de siempre con una atmósfera diferente en cada local, pero siempre de una exquisita modernidad elegantemente informal, concebida por el diseñador catalán de moda: Lázaro Rosa Violán.
Una cocina de tapas y raciones dirigida por el cocinero asturiano Nacho Manzano, que se mantuvo voluntariamente en un segundo plano discreto hasta hace apenas un año, otorgándole así el protagonismo a la fórmula, no a la persona que está detrás de ella. Al conjunto bien construido y estructurado, no a las portadas en las revistas del ramo, que tantas veces encumbran lo que no se sostiene en otra cosa que en la esperanza de que esas propias portadas llenen las mesas. Es ahora cuando salen a relucir las tres estrellas que ostenta Manzano en sus dos restaurantes asturianos. La casa desde los cimientos.
Y por último, una culinaria fundamentada en los productos de mejor calidad –todo menos los lácteos y la carne fresca se compra en España- y en ejecuciones tradicionales muy cuidadas; actualizadas, que no reinterpretadas. Los platos más solicitados en las mesas de los restaurantes del Grupo son, según asegura el propio Fernández, recetas tan intemporales como las croquetas, los calamares rebozados, la tortilla de patatas, el arroz con leche… En una ciudad como Londres, donde existen más de doscientos restaurantes españoles en la actualidad, la marca España brilla en Ibérica recurriendo a la estética y las raciones, al jamón de bellota, los aceites de oliva virgen extra de nuestros olivares, al vino. A los platos compartidos en el centro de la mesa, sin protocolo. A la venta directa de productos singulares de altísima calidad. Resulta que para vender España es una gran idea fijarse en lo mejor que tenemos, vestirlo bien y lanzarlo al mundo. Parece fácil, visto así, pero no lo es en absoluto. Hay que llamarse Marcos Fernández para transformar algo tan evidente en un negocio de éxito.
Por Miguel Ángel Rincón