Después de toda una vida dedicada a la gastronomía en general, y al mundo del dulce en particular, en Paco Torreblanca sigue existiendo esa pasión por su profesión que le hace destacar y, por supuesto, continuar siendo uno de los mejores pasteleros del mundo.
Paco mantiene la ilusión y la pasión por trasladar todas sus ideas y creatividad al inmenso mundo del dulce que tan bien conoce.
París, y la formación que allí realizó junto a Jean Millet, fueron fundamentales en su devenir, pero estamos convencidos que Paco ya escondía un artista, solo había que hacerlo salir de su interior
Ha sido y sigue siendo uno de los valores gastronómicos de nuestra Comunitat, la valenciana, pues muchos han sido, son y serán los que pasan por su obrador de Elda realizando cursos o stages para redondear su formación como cocineros pasteleros.
Ha sido premiado como El mejor Pastelero Español (1988) y Mejor Pastelero Europeo (1990), aunque hay que reconocer que su fama y su celebridad llegaron años después, cuando su “Gianduja Real” fue la elegida como tarta nupcial en el banquete de bodas de los Reyes de España, D. Felipe y Dª Leticia.
Una de sus principales virtudes es la pasión que ofrece y que mantiene a diario, y sin la cuál no podría sostener el ritmo de trabajo, creatividad y virtuosismo que sigue atesorando después de 40 años de trabajo y de profesionalidad.
Pocos son los productos que no han sido ingredientes en sus tartas y pasteles, y ha creado líneas de trabajo que después han seguido muchos otros cocineros y colegas, sin duda convencidos de la sabiduría de Torreblanca. Y algo fundamental en su trabajo; ninguna de sus creaciones ha pasado de moda: todas siguen vigentes desde que aparecieron por primera vez en la vitrina de Totel, la pastelería que posee en Elda.
Paco ama su tierra y es por ello que sigue fiel a ella. Sigue viviendo a caballo entre Villena y Elda, y aunque por su trabajo viaja mucho más de lo que desearía, siempre vuelve a ella buscando la paz y la tranquilidad que le reportan su familia, sus amigos y toda la gente que le quiere; no por lo que es, sino por cómo es.
De todas sus creaciones, con sinceridad, no sé con cual quedarme, cuál elegir: ¿Sus Panettones, sus Financiero, su Gianduja Real, sus bombones, su postre Colibrí , su tarta de chocolate y azafrán? Todas ellas son elaboraciones que, cómo he dicho, siguen teniendo vigencia, y ninguna fecha de caducidad. Igual que Paco, que cada día ama más su profesión y se vuelca más en ella.
Él trabaja en algo que ama, y así es muy difícil perder la pasión.