Sacha Hormaechea

 

 

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octubre 3, 2018

Sacha es una tasca de lujo donde las valoraciones están hechas, si lo has visitado más de una vez. Es la tasca de los cocineros. La calidez del lugar, junto con su aire informal son dos de las claves de su éxito. Además, en Sacha trabajan de manera independiente, otro punto a favor en un mundo tan influenciado por la crítica, y otros. Su público es variopinto y de todas las edades y eligen este restaurante por su mentalidad abierta y su exquisito sentido del gusto.

La historia de este restaurante comienza en los años setenta en Sitges (Barcelona), cuando los padres de Sacha Hormaechea (propietario y cocinero), Carlos y Pitila, montan el primer restaurante. Dos años después, se trasladan a Madrid para montar un local de seis mesas. Tiempo después se amplía el establecimiento, con jardín incluido, que se convierte en terraza en verano y que es el encargado de dar la bienvenida a los clientes.

En su interior, se encuentran con un restaurante decorado como un bristot y totalmente acristalado, donde se degustan los platos de Sacha Hormaechea, quien cuenta con la inestimable ayuda de Carmelo Martín, que lleva más de una treintena de años en el restaurante. No hay que dejar de probar las ostras fritas y escabechadas; la falsa empanada de xouba (sardina pequeña); el arroz con setas y perdiz; la ventresca de atún a lo ibérico ni, entre los postres, el blanco y negro o la mandarina caramelizada. Sacha se dedica a la cocina desde los años ochenta, pero antes fue fotógrafo en Cambio 16 y estudió cine.

Además de crecer entre fogones, su profesión le ayudó a entrar en cocinas diferentes y aprender conceptos y maneras de cocinar distintos, sin las cuales, asegura, no disfrutaría tanto de la cocina. Además de estar influido por lo visto, también lo está por la cocina de sus padres, por la que vivió durante su infancia en Galicia junto a su abuela, y, posteriormente, en el País Vasco, Cataluña y Madrid. Afirma que el día a día es fascinante por su diferencia. “El día a día se siente como los actores de teatro: cada producto es el mismo, pero distinto, y los clientes son espectadores que sienten la obra de manera diferente”, finaliza Hormaechea. Una casa que une sencillez, buen gusto y saber hacer. Ofrece servicios de comidas y cenas.

Por Mikel Zebiro