Santiago González es el cocinero al frente de uno de los grandes fenómenos gastronómicos de Sevilla, el grupo de bares de tapas La Azotea. Con cuatro establecimientos repartidos por el centro de la capital hispalense, La Azotea pertenece a Juan Antonio Gómez y Jeanne Merril, quienes fueron los creadores de un concepto en el que la cocina creativa de calidad, muy atenta al producto y con elaboraciones cuidadas, se suma a una decoración muy meditada y a un excelente servicio de sala.
El secreto de su cocina radica, probablemente, en la selección de los productos que integran las recetas de sus tapas y platos, entre los que cabe señalar referencias como la ventresca de atún con soja y paté de aceitunas negras, la carrillada ibérica al vino tinto o los saquitos rellenos de queso, puerro y langostinos.
No hay fuegos artificiales aquí. No hay filigranas técnicas, más allá de la buena ejecución y la creatividad que se hace patente en todos los platos. Lo que hay es una profesionalidad estricta que comienza en la propiedad, impera en la cocina y determina el trabajo de cada uno de los responsables de atender al público.
Su carta de vinos se renueva constantemente para acompañar los diferentes tipos de propuestas, las raciones y medias raciones que suelen servirse en las mesas o las tapas, que pueden disfrutarse en la barra.
Importante: mirar siempre a la pizarra. Es ahí donde se escriben cada mañana las sugerencias de platos del día. Recetas nacidas del contacto cotidiano con el mercado.
Por Miguel Ángel Rincón