Simone Caporale

WMvocento_admin
octubre 3, 2018

Hace menos tiempo del que parece, allá por el 1973, Salvador Dalí, aquel señor con bigote que introdujo la Coca Cola en el arte, estiró las patas de los elefantes y llenó su Rolls Royce de coliflores, decidió que había llegado el momento de dedicarle una porción de su insondable locura creativa a la cocina, al erotismo, a su musa. De pequeño soñó alguna vez con ser cocinero. Pasada la sesentena retomó aquella pulsión adolescente. Pero lo hizo a su manera.

Escribió un libro de cocina y lo llamó Les diners de Gala. Nada que un cocinero profesional o aficionado pudiera tomarse al pie de la letra para diseñar la carta de su restaurante, más bien un recorrido erótico y surreal por la cocina entendida como fuente de percepciones sensoriales en el confín de la cordura. Insistimos, nada que un cocinero… Pero ¿y una pareja de cocteleros? ¿Y si fueran Alex Kratena y Simone Caporale, los responsables de Artesian, el bar de The Langham Hotel, en Londres, quienes decidieran traer a la realidad aquellas ideas?

Simone Caporale, italiano, y Alex Kratena, checo, han formado durante cinco años el equipo de bartenders más afamado y reconocido del planeta. Más allá de sus innumerables reconocimientos internacionales a nivel personal, entre los que se encuentran sus respectivas medallas de oro al mejor coctelero otorgadas por The Tales of the cocktail, hemos de referirnos de forma necesaria a su trabajo en común en Artesian, el que ha sido durante cuatro años consecutivos el mejor bar del mundo según el ranking publicado anualmente por la revista The Drinks International Magazine.

Kratena y Caporale, trabajando juntos en el bar del que fuera en su día el primer gran hotel del mundo -el primero en establecer la hora del te a las cinco, por ejemplo, o en llevar agua corriente fría y caliente a sus habitaciones- establecieron un nuevo código internacional de la mixología selecta en un bar de hotel. trascendieron el sentido del cóctel individual para transformarlo en una suerte de menú degustación líquido que invitaba al cliente a profundizar en el lenguaje de cada combinado, a entender su sucesión en el discurso, a jugar con la estética y los sabores, con la presentación y los elementos del servicio como ingredientes necesarios del todo.

Así alcanzaron la cima y así se les ocurrió rescatar para sus clientes las recetas que Dalí había dejado impresas en su día en un libro prácticamente desaparecido, ese al que nos referíamos antes, Les diners de Gala. Sobre él construyeron una experiencia gustativa revolucionaria, convirtiendo el escenario donde se realizaba tamaña proeza en el bar más admirado y en el lugar más deseado de Londres durante cerca de un lustro. No fue el único de sus menús, claro, aunque sí, probablemente, la más alucinante de sus construcciones conceptuales hasta el momento actual, cuando su historia, al menos tal como la conocíamos, ha llegado a su fin. Sin dramatismos, claro. Ya se sabe, todo final es un nuevo comienzo.

Kratena y Caporale anunciaron en noviembre de 2015, apenas un mes después de ser coronados como los responsables del mejor bar del mundo por cuarta vez consecutiva, que dejaban el Artesian junto a un buen número de sus trabajadores y equipo para iniciar una etapa nueva. Nada se sabe aún de si esa nueva etapa la vivirán juntos. Es lo que parece. Es lo deseable. Lo único seguro es que vayan donde vayan y hagan lo que hagan, habrán escrito ya una página en la historia de la coctelería moderna.

No hace mucho, Kratena publicaba un vídeo en su web. En él interrogaba a un grupo de especialistas en diversos ámbitos vinculados de un modo u otro a la creatividad y la hostelería por el concepto del tiempo. ¿Una pista hacia el futuro? ¿El concepto del tiempo como sujeto creativo de una propuesta coctelera? La perplejidad es siempre la antesala del asombro.

Estaremos expectantes.

Por Miguel Ángel Rincón